Si la muerte era ese negro vacío del que acababa de despertarse,
entonces no había nada de lo que preocuparse.
Nunca notaria la diferencia.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Adoro los pequeños detalles. Esos pequeños detalles que te alegran el día, que te hacen sonreír, que te hacen sentir importante para los demás. Son pequeños detalles que se hacen desinteresadamente, sin pensarlos, pero que denotan cariño. Me encantan los pequeños detalles. Que aún siendo pequeños, dicen muchísimas cosas.
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